UD Las Palmas: Cuando la ventaja más pequeña es pesada si se tiene miedo a ganar

UD Las Palmas empezó la temporada de LaLiga Hypermotion 2025-26 con un partido complicado, logrando una ventaja temprana de 1-0 gracias a Ale García. Sin embargo, la tensión se apoderó del equipo y, a pesar de un rendimiento prometedor, el partido terminó en empate. Para los apostadores, este resultado sugiere que Las Palmas podría enfrentar dificultades en su camino, lo que podría influir en las apuestas futuras sobre su desempeño en la liga.

El sol se había ido, y las nuevas luces del Estadio Gran Canaria eran frías. La hierba, un verde que la luz artificial volvía irreal, era el terreno donde se peleaba el primer asalto de la temporada de LaLiga Hypermotion 2025-26. Los hombres de UD Las Palmas, un equipo con la pesada carga de un descenso, se medían con el Andorra, un equipo nuevo en la categoría, con hambre de victoria.

Al principio, todo fue rápido. Una jugada por la banda izquierda, un disparo que golpeó el larguero con un sonido seco, y Ale García aprovechó el rebote para anotar. Un gol limpio, a los siete minutos. Los amarillos tomaron la iniciativa, sintiéndose cómodos con su estilo de pases cortos, como una cuerda que se tensa poco a poco. García, que ya había demostrado que era un hombre rápido, volvió a romper la línea, pero el portero rival le arrebató la victoria de las puntas de los dedos. En el descanso, el marcador era de 1-0. Una ventaja frágil.

En la segunda parte, la cosa cambió. La tensión se apoderó de UD Las Palmas. El entrenador, Luis García, lo dijo después en la sala de prensa, con la mirada fija, sin mentir: "Nos ha faltado no perder el miedo a algo que no habíamos ganado todavía". Una verdad simple y dura, como la vida.

Hubo bajas. Iván Gil, lesionado. Marvin, con molestias. Y Valentín, un joven, cometió un par de errores que le costaron dos tarjetas amarillas. Pero el entrenador no lo castigó. "La lección de hoy le va a servir", dijo. Era el tipo de entrenador que creía en la gente, en su esfuerzo. "Será un jugador extraordinario."

A pesar de los nervios de la segunda parte, el entrenador se mostró firme. No le sorprendió el Andorra. "Hemos sido superiores", afirmó. Era una afirmación de fe en su equipo, en el esfuerzo que daban cada día en los entrenamientos. Dijo que Ale García no le había sorprendido, porque lo veía trabajar a diario. Era un reconocimiento honesto, sin florituras.

El partido había sido un primer combate. Ganado con esfuerzo y con la lección aprendida de que la ventaja más pequeña puede ser el peso más grande si se le tiene miedo. El sol ya no estaba, pero el camino a seguir estaba un poco más claro. El fútbol no es solo de los que empiezan ganando, sino de los que saben entrar después. Y el partido, a pesar de todo, terminó en un empate.

Mundo Deportivo